Paso 1
Enjuague los callos con agua fría y córtelos en trozos de 2,5 cm. Páselos a una cacerola grande.
Paso 2
Añada 8 tazas de agua y sal a una cacerola grande y dispóngala a fuego fuerte. Caliente hasta llevar a ebullición. Una vez que comience a hervir, tape la cacerola, baje el fuego y deje cocer a fuego lento, removiendo de vez en cuando, durante 2 horas o hasta que los callos estén tiernos y ligeramente gomosos. Escurra el resultado.
Paso 3
Añada el aceite en otra cacerola grande dispuesta a fuego medip. Añada en ella la cebolla y el ajo; cocine, removiendo de vez en cuando, de 3 a 5 minutos o hasta que los vegetales empiecen a ablandarse. Incorpore a continuación el maíz, el caldo, las patatas y la salsa para enchiladas; caliente hasta llevar a ebullición y, una vez que hierva, incorpore los callos. Deje que hierva de nuevo, reduzca el fuego a temperatura media-baja y cocine de nuevo, removiendo de vez en cuando, de 40 a 45 minutos o hasta que los callos estén muy tiernos.
Paso 4
Mientrasque los callos se cocinan, prepare el arroz siguiendo las instrucciones del paquete.
Paso 5
Sirva los callos junto con el arroz y adorne con cilantro.
Si lo deseas puedes servir el guiso acompañado de cebolla picada, un chorrito de jugo de limón y salsa picante.
Los callos son el revestimiento muscular comestible del estómago de animales de granja, como vacas, cerdos y ovejas. Aunque no es un plato muy popular, cada país tiene su propia manera de cocinarlos. Por ejemplo, en China se cocinan estofados de callos, mientras que en Escocia se prepara un plato conocido como Haggis. Los callos son, sin duda, un plato que te encantará o que odiarás, ya que tienen una textura masticable y un sabor bastante peculiares.
¿Sabías que existen cuatro variedades diferentes de callos de ternera? Cada una procede de una parte o cavidad distinta del estómago de la vaca. Los callos «de manta» proceden de la parte más exterior del estómago y suelen considerarse los peores. Los callos «de panal» proceden de la segunda cavidad y tienen un sabor más carnoso. Estos últimos son los callos de vacuno que más se utilizan en la cocina.
En la tercera cavidad se encuentran los callos «bíblicos». Se trata de una carne intermedia entre los dos tipos de callos anteriores y es ideal para hacer salchichas y otras recetas en las que la textura del callo no es tan relevante. Los callos que se encuentran en la cuarta cámara, los callos «abomaso», son los más sabrosos, por lo que son ideales para preparar aquellos platos en los que los callos son uno de los ingredientes principales.
Hay que preparar bien los callos antes de cocinarlos. Aunque un buen carnicero ya lo habrá hecho, te recomendamos que vuelvas a comprobarlo.
Lo primero que tienes que hacer es desechar las partes no comestibles. A continuación, tienes enjuagar los callos en agua fría, ya que esto ayuda a eliminar cualquier arenilla o impureza de la carne. Repite este paso hasta que veas que la superficie de la carne está limpia.
El siguiente paso es poner los callos en una olla con agua fría y dejar que hiervan lentamente. Esto garantiza que no queda ningún resto de impureza de la carne y que es seguro comerla.
Los callos tienen poca grasa y la mayor parte de su sabor procede de los órganos que los rodean, por lo que tienen un suave sabor a hígado. Los callos son muy apreciados por su textura masticable: están compuestos de músculo liso y mucho tejido conjuntivo. Si no se cocinan lo suficiente, los callos pueden resultar bastante duros al masticarlos.
El menudo o guiso de callos es una deliciosa receta tradicional en México. Si le gusta la cocina mexicana, en Arroz Carolina® tenemos la solución. Si quieres preparar cenas con arroz, prueba estas recetas: Arroz rojo tradicional o Arroz rojo con quinoa y camarones. Si te animas, saca tu lado creativo y prepara estos Tamales de arroz con chorizo y no te olvides de elaborar un delicioso postre como nuestro Arroz con leche y cajeta.
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